El avance y perfeccionamiento de la IA es imparable, pero sigue dependiendo del ser humano su uso estratégico, así como su nivel de eficiencia y profesionalización. Lo mismo ocurre con su implementación ética y responsable. Son desafíos tecnológicos a los que damos la bienvenida con optimismo desde ROI UP Group, un proyecto de más de 12 años que abraza el cambio y la innovación porque están ligados a nuestro Reason Why. Pero que tiene la firme convicción de que las personas son las que deben marcar ese camino disruptivo, en lugar de ser meros objetos receptores del cambio: de esto trata el enfoque Human to AI.  

La convivencia entre la IA y las empresas

Después de una fase preliminar de la IA, caracterizada por una especie de ‘espejismo’ en el que parecía que, como sociedad, solo celebrábamos sus ventajas, damos la bienvenida a una etapa más madura. Un escenario en el que, como empresas, empezamos a desarrollar un sentido mucho más crítico que, a su vez, nos permite posicionarnos a nivel estratégico. ¿Cuándo y cómo decidimos adoptar esta tecnología disruptiva?’ ¿En qué momentos o procesos puntuales? Estamos de acuerdo en que IA y humanos deben convivir y no sustituir la primera a los segundos, pero ¿cómo llevarlo a cabo desde las compañías?”

Parecen interrogantes relativamente sencillos, pero no todas las empresas han desarrollado su hoja de ruta sobre usos de la IA, más allá de la implementación técnica. Por ello si, como compañías, adoptamos una serie de premisas sólidas colocando el factor humano en el centro (enfoque Human Friendly), esta visión organizada nos ayudará a dar un paso más en nuestras decisiones estratégicas y, por consiguiente, en la creación de nuevas sinergias y oportunidades fructíferas para nuestro negocio. 

Human to AI: la humanización de la IA es un plus para la innovación y las perspectivas de negocio  

Empecemos por algo relativamente sencillo, pero que no toda empresa sabe muy bien cómo llevar a cabo. Para aquellos que entiendan sus negocios y compañías como mucho más que meras fábricas de dinero, es importante partir del enfoque Human To AI. Este término sitúa al equipo en el centro y sobre él pivota la innovación y aquellas tecnologías disruptivas que nos ayuden a potenciar nuestro negocio, como lo es la IA. 

Pero, para que tenga sentido, esto debe quedar patente en todas las áreas de negocio de la empresa a modo ‘manifiesto’, y, a ser posible, ser desarrollado en hojas de ruta específicas para los diferentes departamentos de la compañía. En resumen, es vital que los empleados perciban la IA como una ventaja y no como una amenaza a sus capacidades profesionales.  

Pero, además, conviene ir un paso más allá y tener en cuenta una doble vertiente. Por un lado, la implementación de procesos apoyados por la Inteligencia Artificial que dejen claro que acompañan, y no sustituyen, a las personas. Por otro, tener como equipo una actitud vigilante y responsable, para hacer un uso eficiente de esa IA y poder desmarcarnos estratégicamente de otros competidores. 

Porque la IA ha sido creada por y para seres humanos y solo desde esta premisa deberíamos aportar profesionalmente. Como citaba hace no mucho Yann LeCun, conocido informático francoestadounidense del sector Tech: “Nuestra inteligencia es lo que nos hace humanos, y la IA es una extensión de esa cualidad. ¿Por qué vamos a relegar, entonces, a las personas a un segundo plano? No parece una decisión hábil. Y, es que, ya está demostrado que la IA no viene para reemplazarnos, sino para potenciar nuestras capacidades profesionales. Ahora bien, pasemos a la fase táctica del AI TO HUMAN.

Human To AI: la IA resuelve, potencia, complementa. El humano decide

La IA puede realizar aquellas tareas más tediosas y repetitivas de una manera eficiente, ahorrando costes sin impactar en los equipos, y permitiendo que estos puedan centrarse en procesos más creativos o significativos. Además, la IA puede, y debe, hacerse cargo del análisis de datos en tiempo real, pero las decisiones sobre esos datos deberían seguir siendo tomadas por humanos. Son ellos quienes tienen la capacidad crítica y la ‘foto global’ de determinar lo mejor para una empresa. 

Es cierto que la implementación de estas tecnologías de IA nos permite utilizar herramientas objetivas y neutrales en tiempo récord, optimizando nuestros procesos y tareas y, en muchos casos, ahorrando costes. En el caso, por ejemplo, de los departamentos destinados al talento y a la retención de profesionales, nos valemos de ella para la automatización y monitoreo del desempeño. En el MarTech, para la analítica predictiva y en creatividad, para optimizar ciertas fases del complejo y conceptual ámbito del diseño. Sin olvidar las ya diversas herramientas que existen en entornos de la comunicación, de la docencia o de las matemáticas o estadística.  

Pero, insistimos, en cuestiones de IA es vital no dejarse eclipsar por el ‘presentismo’ o enfoque parcial que han hecho suyo numerosas empresas, en el que parece que no habrá sitio para la capacidad humana y la IA nos sustituirá de manera implacable del mapa de las tareas profesionales habituales.  

La IA no puede reemplazar a la empatía, al juicio y a la deliberación humana, tan importantes para muchos ejes de negocio, donde se ubican las agencias de MarTech, como la nuestra. Resulta innegable: la capacidad humana permite contextualizar, interpretar y tomar decisiones éticas, a la par que estratégicas, algo que tampoco permite la IA. 

Desafíos de la IA: la Inteligencia Artificial Emocional, clave en los procesos que caracterizan el marketing digital

La IA, al ser una tecnología relativamente nueva, todavía presenta varios desafíos, por eso deberían estos deberían ser vistos con entusiasmo, pero con prudencia por parte de las empresas. En este sentido, hay un reto que, tímidamente, está empezando a ser trabajado: la Inteligencia Artificial Emocional, en indudable alusión a las capacidades, exclusivamente humanas, de generar vínculos emocionales con personas. 

En el caso de los seres humanos, por ejemplo, una de las grandes ventajas que presentan los equipos es la capacidad de trabajar en ambientes con incertidumbre o de escasez de información, lo que conlleva contar con un alto nivel de flexibilidad. Por el contrario, la IA propone sistemas rígidos que no cuentan con la capacidad de adaptación a ambientes complejos como estos. La confianza es otro gran bastión que resulta necesario en la interacción con el cliente y la automatización de las tareas en marketing no deberían reemplazar esta cualidad humana. Por ejemplo, un matiz en una explicación ad hoc sobre un producto o, a rasgos más generales, el compromiso y vínculo que es capaz de ofrecer el marketer a los potenciales -o ya afianzados- leads. 

El uso de una Inteligencia Artificial Emocional mantiene a los usuarios interesados y les hace volver, a la vez que consigue sellar una experiencia memorable, por eso es necesario pulirla. Y para esto hacen falta, una vez más, seres humanos detrás. O, mejor dicho, en el centro.  

En definitiva, la tendencia Human To AI es, para nosotros, el resumen de cómo debería ser concebida la Inteligencia Artificial en sí misma: una tecnología creada e interiorizada por ojos humanos para intereses humanos.  

Estamos viviendo un nuevo paradigma comunicativo que afecta al Marketing y a la Tecnología de manera inevitable: un paradigma caracterizado por la multi experiencia y la horizontalidad, donde todas las voces parece que al fin tienen su altavoz y donde todos los elementos de la cadena de consumo tienen valor en sí mismos. En este escenario tan estimulante que deja patente cómo las personas están en el centro, la humanización de la IA resulta clave. Y es ahí, desde ese lugar, donde queremos seguir aportando al universo MarTech.  

¿Te unes al Human To AI? Nosotros ya estamos en ello.