Sabemos desde hace tiempo que el diseño es aplicable a muchos campos y disciplinas. También sabemos que hoy en día no podemos seguir viviendo sin el estado digital de casi todo con lo que interactuamos. Todo lo que tocamos es digital, y lo digital ha de ser atractivo. La creación de una percepción visual a la hora de mostrar una característica o concepto es una de las bases en las que se apoya el diseño y nuestro trabajo.

Este impacto generado tiene como fin captar la atención de un número de personas con cierto potencial de interés. Después, convertir ese interés en una influencia, venta, movimiento estético, artístico, etc.

La forma en la que nos llegan los estímulos visuales, todo lo que captamos a través de los ojos, es analizado y comprendido por nuestro cerebro. Lo hace de acuerdo con unas bases comunes y difíciles de definir. Da como resultado la armonía como una concordancia estética y visual. Y, aunque lógicamente sea subjetiva, intentamos lograr la percepción de perfección visual en todo momento.

Este concepto de perfección visual en la estética del diseño en ocasiones es percibido inconscientemente por el individuo, pero lo agradece el subconsciente. Por lo tanto, puede positivizarnos a la hora de realizar una acción respecto a la información que nos llega. Sin embargo, también es capaz generar el efecto contrario, hacer que no nos sintamos del todo atraídos por lo que se nos ofrece. Lograría incluso perder pregnancia y, como consecuencia, la pérdida inmediata de nuestro interés.

Es importante crear un estímulo común positivo a la hora de presentar un diseño. Junto con la proyección de una perfección visual en el receptor, hacer que este interactúe de una manera directa y agradable con lo que se le ofrece, encontrando aquello que necesita, está buscando o cree que le aporta.

De esta manera, colores, tipografías, ilustraciones, espacios, bloques de contenido, movimientos, y muchos más elementos, junto con una composición clara y atractiva, hacen del diseño una disciplina visual. Su importancia sigue siendo la correcta jerarquización y presentación de la información en base a la conceptualización de esta.

En definitiva y para concluir, un buen diseño es una herramienta visual potente. Esta debe lograr llamar la atención de los ojos y también de la mente gracias a su implicación sensorial.