¿Alguna vez os habéis planteado de dónde viene la palabra “fotografía”? Phos es luz y grafis escritura, ¿muy poética verdad? Así, cuando hacemos una fotografía, es como decir que estamos escribiendo en la luz. Dicho así suena hasta mágico.

Con la fotografía plasmamos una realidad que perdura y comunicamos un mensaje que va más allá de las palabras. Desde sus inicios hasta nuestros días, la fotografía se ha diversificado y enfocado a diferentes fines. En este post os vamos a hablar de la fotografía publicitaria y, en concreto, de la fotografía de producto, mostrando trucos y dificultades en las que nos vemos envueltos en el día a día de una sesión de fotos.

Foto de productos en redes sociales

Estamos inmersos en una era en donde el consumo de imágenes se ha masificado. Hacer atractivo un producto en una sola imagen se ha vuelto todo un reto a la hora de diferenciarse de otros mil productos que hacen lo mismo. Dentro de la fotografía de producto para redes sociales buscamos esa atracción. El producto necesita llegar al target al que va dirigido de la manera más atractiva posible.

Tenemos dos posibilidades, o bien limitarnos a mostrar el producto, o contextualizarlo en base a un breve concepto.

Imagen más enfocada a mostrar el producto sin artificios

En estas imágenes jugamos con los encuadres y la profundidad de campo, dotando a la fotografía de un lenguaje propio y prescindimos de cualquier elemento externo.

 

 

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Imagen más conceptual

Jugando con las posibilidades que brinda el producto, se genera un concepto en torno al cual gira el contenido de la imagen. Podemos asociar elementos a modo de metáfora visual, se pueden emplear símiles, o elementos que acompañan al producto dándole un valor añadido y complementado la información que queremos comunicar.

 

 

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Preparando el shooting:

Lo primero y más importante es hacerse un listado con las imágenes que vamos a tomar y los elementos necesarios para llevarlas a cabo. Y segundo, hacer un check-list para no olvidarnos nada el día del shooting.

Llegó el día:

  • El equipo: para hacer fotos de producto es muy necesario el empleo de un trípode, sobre todo si no tenemos una gran iluminación. En cuanto a la lente, depende un poco de lo que queramos conseguir. Un 50mm es un objetivo muy luminoso y te permite jugar con las profundidades. Es una de las mejores opciones lowcost. De todas formas, siempre es bueno combinarlo con una lente que permita más apertura, por si necesitas hacer una imagen con muchos elementos. Para manipular la luz que incide sobre el objeto siempre es bueno contar con reflectores y difusores. No es necesario tener muchos de gama profesional para controlar pequeños detalles, con trozos de cartulina blanca y negra, poliespan y papel cebolla blanco podemos hacer grandes cosas.
  • La composición: dependiendo de lo que queramos conseguir podemos utilizar un tipo de composición u otra. Existe reglas que nos sirven para ayudarnos a que una imagen quede siempre bien encuadrada y equilibrada.
  • La iluminación: dependiendo del material con el que contemos hay muchos esquemas de iluminación. Podemos contar con luz natural o luz artificial, y dentro de esta segunda, luz continua o luz de flash, y sus múltiples variantes y filtros.

Ya lo tenemos todo, ahora solo queda la posproducción, donde empieza la magia, pero eso lo dejamos para otro post ;).